REMENDAR LA NAVIDAD

 

“Pensar que durante toda su existencia,
la mayoría de los hombres no han sido
ni siquiera mujer.”

—Oliverio Girondo

Podría acostarse temprano como tantas otras noches luego de un arduo día en el taller de costura, pero no. La pirotecnia estalla del otro lado de las paredes humedecidas de soledad: son los niños del barrio que desde temprano juegan con los petardos, olvidándose por un momento de la dura realidad que los traspasa, como una flecha directo al corazón.

Lucián se aferra a su nombre unisex y lo resguarda de los prejuicios que duelen más que la cañita voladora con la que se accidentó la última Nochebuena, hace exactamente un año. Abraza su nombre unisex y recuerda a su vieja tejiendo en el aire la frase-bengala antes de hacer abandono del hogar: “Te hiciste puto por la ausencia de tu padre”. Acaricia su nombre unisex e intenta coser las bocas del insulto que le siguen el paso en todas las calles del conurbano.

Las luces del árbol navideño impactan sobre su rostro —en transición por las hormonas— e iluminan su costado más sensible. Sin pensarlo, Lucián se aproxima a la antiquísima Singer (herencia de su abuela) y acciona el pedal, poniendo en funcionamiento la biela para luego maniobrar la máquina con la aguja lista sobre el prensatelas. Recuerda al pasar el típico planteo del abuelo: “Coser es de minas, no me lo hagas maricón al Pocho, Ernesta”. Y sonríe, con cierta amargura.

Podría en este momento estar sintonizando el realityLa petite Roxanne que tanto fanatismo le despierta, pero no. La sociedad estalla del otro lado de las paredes humedecidas de heteronorma. Prefiere poner manos a la obra y toma retazos de telas de tres colores diferentes que une con sorprendente agilidad: dos celestes, dos rosados y uno blanco, resultando así la Bandera del Orgullo Trans. Pero no se conforma: sobre ella va bordando la frase de Girondo que oficiará de lema en los próximos días, en el marco de una marcha contra los transfemicidios. Entretanto, en la casa aledaña, las mujeres preparan la mesa de confituras y mantecoles, mientras los hombres se ríen en el patio del chiste machista que contó el Negro.

Comienza el conteo. Diez. Lucián revisa la bobina y se predispone a terminar su grito de guerra. Nueve. Los niños del barrio suben entusiasmados a la terraza. Ocho. Roxanne proclama a la nueva reina queer. Siete. Una familia busca desesperada a la chica trans desaparecida hace una semana. Seis. Lucián finaliza con éxito la pancarta. Cinco. Las mujeres de al lado se enorgullecen de la decoración de la mesa dulce. Cuatro. Los niños del barrio colocan cohetes en las botellas vacías de cerveza. Tres. En un baldío, el cadáver de Rita comienza a descomponerse. Dos. Los amigos del Negro piropean a la menor de las Benítez. Uno. Lucián acuna su nombre unisex y deja correr una lágrima en honor a las víctimas. Cero. ¿Feliz Navidad?