(Prólogo a Resplandor de una mente en pandemia, antología educativa bilingüe, TAHIEL ediciones 2020)
Desde hace tres años vengo esperando este
momento. Cuando los conocí, allá por el 2018, me embelesaron: supe que
marcarían en mi vida un antes y un después. Y no me equivoqué. En un abrir y
cerrar de ojos se convirtieron en ocupas de las cuatro cavidades de mi corazón.
Y no quise desalojarlos. Fue extraño porque nunca antes me había pasado: fue
sentir y conectar, así de simple al contarlo, así de mágico al vivirlo.
Ese mismo año les dije: “Tienen que llegar a sexto para poder
escribir juntos un libro”. Y acá estamos. El escenario no es el que hubiéramos
deseado, pero aun así lo lograron. Es más, de no existir esta pandemia, muchos
de los escritos que integran el libro no hubieran salido a la luz.
Es esta antología un inventario de anécdotas, un espacio de homenajes, una evidencia de que pecho adentro son espíritus sensibles que abrazan a través de sus reparadoras palabras. Surge entonces la paradoja: ¿cómo puede ser que, en un mundo enfermo, vengan ustedes y traigan sanación, volcando sobre la página sus emociones-antídoto? Así de sorprendentes son. Cuando creíamos que todo estaba perdido, demostraron no dejarse vencer por ninguna clase de torbellino epidémico y salieron adelante. Triunfaron. Ese empuje es el que siempre recordaré de ustedes: las agallas, la sonrisa colectiva, la facilidad de hacer que nos encariñemos. ¡Y las ganas que toda la 171 le pusimos a este proyecto lo demuestran! Gracias por haber sido los mejores estudiantes, durante tres años consecutivos, con los que la vida me pudo cruzar.