(Prólogo a No te hagas la película, antología del cine, TAHIEL ediciones 2020)
“Es como
subirte a un increíble meteorito
ardiente que te llevará hasta otro mundo,
un mundo donde todo es emocionante.”
—“El eterno resplandor de
una mente sin recuerdos”
Hablar de cine y de literatura es hablar de
arte. Lo que ocurre dentro de una pantalla y entre las páginas de un libro
implica una preparación, un desarrollo y un producto que se ofrece al público,
tanto espectador como lector... Pero lo realmente mágico es cómo nos atraviesan
estas historias, cómo se nos quedan ancladas en el corazón y se nos vuelven
inolvidables: las consecuencias del hecho artístico en su máxima expresión.
En la historia del cine,
la ficción tuvo su lugar a partir de la icónica “Viaje a la Luna” de Georges
Méliès, película francesa de ciencia ficción realizada en 1902. Esta producción
de catorce minutos revolucionó la industria cinematográfica por su longitud,
sus efectos especiales y la creación de un guion basado en historias literarias
de dicho género —hasta ese entonces, los largometrajes eran más del estilo
documental—. De “Le voyage dans la Lune”
(título original) nos queda una escena que trascendió las épocas, superando
incluso el centenario: la de la cara de la luna y un cohete espacial incrustado
en su ojo derecho. Tan simbólico. Tan poético. Tan arte de vanguardia.
La presente antología es un homenaje a ese
tipo de cine, el que perduró y el que seguimos eligiendo consumir, el que
muestra y cuenta situaciones con las que nos sentimos identificados ya sea
porque las vivimos o porque nos hubiera gustado vivirlas en una realidad
alterna (nuestra imaginación siempre funcionó como una seguidilla de
fotogramas).
En este libro, treinta y siete autores/as les
dedican su pluma a películas que los marcaron una vez y para siempre. Lanzan su
cohete de palabras con destino a la memoria y colisionan en el universo del
arte: transforman el recuerdo en un nuevo lenguaje que se habla desde el
epicentro de las emociones. La única y auténtica forma de crear.
En nombre de todo el equipo de Tahiel, agradecemos
a Florencia Castillo, a Federico Rincón y a Julián Contreras por dar lo mejor
de sí en su labor como jurados: sabemos lo difícil que fue tener que leer, puntuar
y elegir a quienes integran esta versión final del libro. Un trabajo cinematográficamente
impecable.
Solo queda una cosa por decir: ojalá que el
cine y la literatura nos sigan regalando majestuosas escenas inolvidables de
las que hablar en un mañana.
Preparen los pochoclos y bienvenidos a este viaje de película.