RESULTA QUE EL MINOTAURO SOS VOS

 

Así funciona la anagnórisis:
un día te despertás gris y torrencial
consciente de que te vendieron un engaño
de que él jamás figurará escrito
en los papeles de tu propiedad
de que esa boca puede dejar de pronunciarte
(así porque sí)
de que existe la chance de que mañana ya no esté
para evitar que los cristales
troquelen la superficie de tus ojos.

Sin embargo, querés sentirlo tuyo
(aunque sepas que es mentira)
y lo besás, pero sin sonrisas de por medio
porque te duele el corazón
de tanto dilatarte las aurículas y los ventrículos.

Experimentás la hipotermia
—el frío sinónimo de no estarás aquí
y entrás en cortocircuito
de la misma manera que entraste al laberinto
ese que no ha sido creado por Dédalo, sino por tu cabeza
ese que se extiende a lo ancho
                                a lo largo y
                                a lo alto de tus neuronas
ese cuyas paredes infinitas
huelen más a martirio
que a lo rancio de la humedad.