(Prólogo a Supersentires y megametáforas, seminario Nebrija II, TAHIEL ediciones 2021)
Desde que
tenemos uso de razón, la industria cinematográfica y el mundo de los libros nos
inculcaron una idea: que las segundas partes nunca son buenas. Producciones que
alcanzaron el éxito de taquilla cayeron pronto en los aljibes del olvido cuando
sus creadores intentaron dar vida a una segunda entrega. Pero no todo es tan
lineal ni toda premisa debe ser tildada de ley universal. Un ejemplo de ello es
este seminario: Nebrija.
Luego de la
primera promoción de nebrijanos, que culminó con la publicación del libro El escuadrón de las hipálages, se me
presentaba un desafío: motivar a mis nuevos estudiantes a alcanzar la vara que
habían dejado bien alta sus predecesores. Pero no tuve siquiera que esforzarme
porque el talento de estos alumnos habló por sí solo. Cuando me topé con sus escritos,
no pude evitar maravillarme ante lo que leía: supersentires y megametáforas.
En este
libro, los lectores se encontrarán con una protagonista en común que transita
de sección y sección: la pasión. Cada nebrijano dejó su huella marcada en los
anaqueles de la Literatura y le hizo justicia a cada una de las consignas
planteadas (¡exigentes, por demás!).
Los invito a todos a leer esta producción artística que demuestra que las segundas partes SÍ son buenas. ¡Y vaya cuánto!