La inevitable evolución de los caminantes

 (Prólogo a En el aire, Ailen Marinetti 2021)


Me gusta pensar esta obra como un camino de luz, donde importa tanto el trayecto como la meta, donde los “mientras tanto” son un empujón para seguir y el “por fin llegué”, el resultado de una recargada perseverancia… Si tuviera que arriesgar una palabra para este camino, elegiría evolución.

Y para hablar de evolución, hay que hablar de ella, la autora de este ensueño literario, Ailen Marinetti. (Y digo ensueño porque la temática puede asemejarse a lo que todos alguna vez anhelamos en una relación). Mentiría si confesara que no conozco a Ailen, si dijera que este pedido de prologar el libro fue de una mera desconocida. ¡Pongamos la sinceridad sobre la mesa! Me topé con la escritora cuando yo atravesaba un difícil momento en el 2020: ¡una decepción amorosa! (¿Se dan cuenta de que todo, en última instancia, tiene que ver con el amor?). La conocí a través de sus letras, y su decir narrativo me cautivó desde el minuto uno. La editorial donde trabajo me había asignado su libro primogénito para que lo corrigiese: Mi primer y verdadero amor (nuevamente la palabra amor dando vueltas en el aire). ¡No fue un acontecimiento casual! De hecho, fue lo más oportuno que podía ocurrirme esa semana. Sentí que me salvó del naufragio. Sus palabras fueron flotadores antiderrotas. Tanto logró que recobrara mi autoestima que comencé a seguirla en las redes sociales y, sin darnos cuenta, los hilos del destino tejieron una amistad.

Pero volvamos a la evolución, el término que asocio a ella. Los lectores de su primera novela notarán un gran cambio en su escritura. Y es que Ailen atravesó un proceso de crecimiento —otro camino de luz—. Fue una excelente estudiante del seminario básico de escritura NEBRIJA y del seminario académico LATE (donde tuve el honor de ser su profesor). La vi dar pasos agigantados tanto a nivel personal como profesional. Y toda esa transformación la volcó en este segundo hijo de papel: En el aire. Pero, como es sabido, la esencia nunca se pierde. Y algo que la autora tiene de característico en su literatura es la sencillez, lo que muchos escritores perseguimos y no podemos encontrar, lo que atrapa a cualquier generación de lectores, quienes aprenderán varias lecciones de vida al terminar esta novela.

Los dejo en compañía de Esperanza, la protagonista que tiene mucho de su autora. Con ella descubrirán un abanico de estilos en quince capítulos que no pasarán inadvertidos. Pero para adentrarse en la historia, una advertencia: ¡despójense de todas las corazas que fueron armándose por culpa del desamor! Esta obra debe ser leída a corazón abierto y sin prejuicio alguno. Les aseguro que, si toman mi consejo, el camino de luz del que tanto les hablo puede ser también vivenciado por ustedes.

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