"Quien quiera nacer
tiene que destruir un mundo."
tiene que destruir un mundo."
—Hermann Hesse
Nos engañaron. No existe un punto final. La vida es un constante devenir, una línea que desconoce límites y restricciones ortográficas. Nos criaron con la idea de que el tren se detiene, de que hay un final del recorrido. Pero ¿y si en realidad los frenos son un cuento para niños? ¿Y si los vagones continúan su marcha a través de una irrompible banda de Moebius? Tal vez así seríamos conscientes de que la muerte no es más que una definición de diccionario, de que nuestra existencia consiste en un pasar de nivel. Sí, nos daríamos cuenta de que avanzamos casilleros, mudamos de piel, pero nuestra luz sigue intacta, jamás nos apagamos.
Se llama renovación, del latín renovo, renovare: "restablecer lo que se había interrumpido", hacerlo de nuevo. Y es esa la lección: caer nos sirvió para aprender que podemos seguir levantándonos, una y otra vez —las varias vidas de las que hablaron siempre los videojuegos—.
El vuelo de las plumas de oro no solamente es un libro, es una invitación a mirar hacia adelante. Y, sobre todo, a repensar el camino transitado, porque gracias a donde alguna vez estuvimos, hoy tenemos la dicha de estar donde estamos. Esto es lo que puede apreciarse en esta antología deluxe, escritores y escritoras que demuestran que lo importante es seguir de pie, que continúan trazando párrafos y estrofas de calidad, que nos abren los ojos para entender que detrás del punto y aparte hay muchas más letras que están ansiosas por nacer. Porque lo que viste hasta ahora fue solo la antesala.
Se vislumbra una nueva etapa. Se asoma la sensibilidad literaria. Se acerca la renovación editorial. Se posicionan las plumas en la línea de partida. Se alzan las voces. Se abre el telón...
Y esto recién comienza.